control de los huesos

La densitometría (DXA) es una prueba diagnóstica fascinante: sus resultados se expresan como desviaciones estándar de unas medidas irreales, con un score tan particular y arbitrario como poco entendido, el valor predictivo positivo con respecto a fracturas tiene el mismo valor que tirar una moneda al aire, y como prueba de cribado es bastante malita dada su escasa especificidad. A pesar de ello sigue siendo muy utilizada y rara es la mujer que a cierta edad no tiene “realizada la prueba de los huesos”, lo cual no deja de ser sorprendente.

El último tropezón de esta prueba es la constatación de que tampoco sirve para monitorizar el tratamiento con bifosofonatos. Un estudio publicado en el BMJ a partir de los datos densitometría periódicas que se realizaron a las participantes del conocido Fracture Intervention Trial (FIT) y tras tres años de tratamiento con alendronato, se veía que prácticamente todas las pacientes mostraron al menos un modesto aumento en la densidad mineral ósea en cadera, pero la variación en la medida debida al efecto del tratamiento entre mujeres fue considerablemente inferior a la variación de las medidas entre las misma persona a lo largo del periodo de tratamiento. En otras palabras, aunque casi todas las mujeres tener la densidad mineral ósea durante el tratamiento, la gran variabilidad asociada con la medición de la densidad mineral ósea oculta la verdadera respuesta al tratamiento en el individuo, lo que hace el seguimiento de la densidad mineral ósea innecesaria y potencialmente engañosa.

Como dice el editorial acompañante para detectar cambios significativos en la DMO, la tasa de ganancia ósea debe ser más grande que el error de precisión de la medición DXA. Aunque esto se puede lograr tras de cinco años de tratamiento con bisfosfonatos, el cambio en la densidad mineral ósea en los dos primeros  años es generalmente demasiado pequeño para ser detectado. En la práctica clínica diaria, la precisión de las mediciones de la densidad mineral ósea puede ser peor que en los ensayos clínicos con lo que se muestra que la densitometría  puede no ser capaz de detectar un cambio incluso cinco años después del inicio del tratamiento y hace pensar que esta medida no es clínicamente útil.

Fomentar la adherencia al tratamiento es otra de las razones que se arguyen, pero los autores piensan que este factor sería importante en los meses iniciales del tratamiento, mientras que las densitometrías se realizan como mínimo un año tras iniciar el tratamiento. Por otro lado se piensa que otros factores como la consulta directa con el médico es más importante para mejorar la adherencia al tratamiento.

Los autores concluyen que medir la densidad mineral ósea en mujeres posmenopáusicas en los tres primeros años después de iniciar el tratamiento con un bifosfonato es innecesario e incluso puede inducir a error,  por lo que es mejor evitarla.

Un Comentario

  1. Molina, Miguel

    Rafa, Realmente una entrada impactante.

    La menciono en el Blog porque considero que la información tiene que transmitirse y alcanzar al resto de compañeros.

    Un saludo y felicitaciones por tu Blog.

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  2. maria

    Creo que la DMo no es muy util,en las personas con aplatamientos vertebrales, al medir el calcio sale muy alta la medida¿como es esto posible?En el cuello femoral es mas fiable
    A mi me parece una exploración un poco inutil

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