Medicina centrada en el paciente (1)

1er caso cedido por Mario Acuña

El viernes vino a verme un paciente que atiendo desde hace unos 10 años. Es un señor de 60 años, boliviano, que trabaja en un taller textil como supervisor. Vive con su esposa y tiene 2 hijos casados, uno de ellos le ha dado un nieto. El hombre nunca fumó, pero tiene una EPOC que lleva bastante bien con tratamiento convencional. Sin embargo, cada tanto hace alguna reagudización.

El caso es que este viernes vino a la consulta y me dijo, con ese tono calmo y respetuoso que siempre ha tenido, sin estridencias y con la humildad que suelen tener sus paisanos (intentaré reproducir sus dichos lo más fidedignamente que pueda, en base a lo que fui anotando en la consulta):

«…mire doctor, le he pedido este turno para hacerle un pedido: yo sé que usted es profesor en la universidad, por eso quiero pedirle si puede hacer algo para que los médicos no maltraten a la gente.»

«…hace un mes tuve una bronquitis, estaba con fiebre, tuve que ir a la guardia porque no me sentía bien. Me atendió primero una doctorita, jovencita, que parece que estaba muy apurada, ni me escucho lo que le decía, me empezó a retar porque esto lo tenía por fumar. Cuando le dije que nunca fumé, me miro como burlándose de mí y me dijo que todos los pacientes dicen lo mismo, que a ella no la tome por tonta…»

«… me pidió una radiografía, pero se fue, así que se la tuve que mostrar a otro médico, que dijo que era el jefe de la otra. Otro joven, de no más de 30 años que parecía de mal humor. Le quise dar la mano, pero no me la dio. No me reviso, miro la radiografía, leyó la computadora, le quise hacer una pregunta y me dijo que me calle -que me calle!- mientras el decidía que hacer…»OlderAsianMan_200w

«…me hizo una receta por un antibiótico, me anotó con letra de médico cómo tomarlo y me la dio. Le quise pedir si me explicaba el tratamiento y me preguntó: ´sabe leer o no?´, le dije que sí, entonces me dijo ´bueno, entonces lea´…»

«…mire, doctor -le dije- le estoy preguntando algo de mi salud, no entiendo lo que me escribió, además no sé si tengo que hacerme nebulizaciones o alguna cosa…»

«…me dijo que no tenía todo el día para mí, que me pensaba yo, si creía que era el único sobre la tierra que tenía EPOC, que lo hubiera pensado cuando fumaba, y yo nunca fume! pero no me creyó tampoco, me dijo que si le veía cara de gil…»

Dirigiéndose a mí, me preguntó:

«…Doctor, ustedes le enseñan a los que estudian medicina a tratar bien a la gente?…»

«…mire, yo soy un hombre de 60 años ¿Por qué un niño de 30 cree que tiene derecho a tratarme mal? sin respeto, con malos modales… yo entiendo que pueden estar cansados, pero eso no justifica, yo también estoy cansado y, encima, enfermo, y no maltrato a nadie. ¿Sabe qué? ninguno me miró a los ojos, ni me dio la mano, ni me miró como a una persona. A un perro lo hubieran tratado mejor. No te saludan, no tienen paciencia, no te escuchan… y, sabe, esta no fue la única vez. La otra vez, que consulto mi mujer por otro problema pasó algo parecido, mis hijos me cuentan lo mismo… otras veces que yo también he consultado me han tratado mal así. Qué pasa, doctor?»

«… la verdad que me sentí muy mal, y yo, todavía, puedo hablar con usted y contárselo, pero a cuanta gente que no dice nada la seguirán tratando así… es muy raro esto que le pido?»

 

El hombre es muy respetuoso, dudo que haya generado él alguna situación de agresión hacia los médicos que lo atendieron. No sé si llego a trasmitir en este breve relato la intensidad de esa consulta. El hombre pidió un turno solo para esto, no tenía ninguna consulta clínica, vino a hablar de esto que le pasa con los servicios de salud, que evidentemente lo angustia.

Un Comentario

  1. vvalor

    El mejor caso clínico que he leído en mucho tiempo.

    Aquí va otro. ….

    ¿ Lo entiende ?

    Josefa visita a su médico en un pequeño municipio de la Comunidad Valenciana un día cualquiera de Marzo del 2013. Lo único ficticio en esta historia es el nombre del médico y el de la paciente.

    -Hola Josefa …¿Cómo va? ¡cuánto tiempo sin verla por la consulta!

    -Hola Don Fernando…, pues si, muchos meses…

    -¿Qué tal va? Por lo que veo no ha pasado a recoger las medicinas de la farmacia.

    -Mire, después le cuento, vengo porque me duele mucho la espalda y se me han hinchado las piernas.

    -Josefa, tiene diabetes, hipertensión, colesterol y muchos kilos…¡Es muy importante que tome toda su medicación!

    -Si… Ya lo sé, Don Fernando pero es que me duele, como le he dicho, mucho la espalda y mire mis piernas casi no me puedo ponerme los zapatos cuando llega la noche.

    -Bueno, vamos a ver, enséñeme las piernas… , ¿y… dónde dice que le duele? ¡pero Josefa como no ha venido antes! ¡casi no puede andar!. Hay que hacerle unos análisis, radiografías de la espalda y tiene que tomar, como le he dicho, toda la medicación.

    -Mire, por favor, deme algo para el dolor y dentro de dos meses ya vendré con más tiempo.

    -Josefa se lo digo una vez más, así no puede continuar, si no me hace caso…¿para qué viene?

    Josefa empieza a llorar y Don Fernando tras la sorpresa inicial la intenta calmar.

    -Josefa, mujer…, ¿qué le pasa?

    -Mire, Don Fernando, que usted no sabe como están las cosas, ya le conté que me separé, mis dos hijos no cobran ni el paro y yo lo único que tengo es el trabajo en ese almacén.

    -Venga mujer, cuénteme.

    Tras dejar de llorar y secarse las lagrimas, Josefa sigue hablando…

    -Don Fernando, hace un mes que trabajamos quince horas al día, la verdad es que no puedo pagar esas medicinas tan caras, no se enfade… Yo no puedo venir a la consulta cuando quiero porque si falto el encargado me envía tres días a casa y como no estoy asegurada no puedo coger la baja. ¿Lo entiende ahora, Don Fernando?

    Y todos aquellos responsables por acción u omisión …¿lo entienden?

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  2. sarateja

    Gracias por compartir historias como estas. Lo triste es que sean demasiado frecuentes.
    Soy Médico de Familia, acabe mi residencia hace 3 años y vi (y veo) estas formas en muchos compañeros, en demasiados, ya adjuntos y aun residentes. Me apasiona la medicina y en concreto mi especialidad, por su cercania-familiar y comunitaria- al paciente. Actualmente trabajo en un servicio de urgencias de Atencion Primaria que dista bastante de la forma en que me gustaría estar desarrollando mi profesión pero no estamos en tiempo de elegir. Suelen ser consultas desagradecidas de inoportunos, oportunistas, rebotados, trasnochados y perdidos en el sistema. Tienes la sensación de frustración sentadita a tu lado casi de continuo. Sin embargo, NUNCA, se me ha ocurrido tratar mal a la gente. Me enfado por dentro, me pongo seria y me ahorro sonrisas. Pero soy correcta, no pierdo la educación ni el respeto, ni aunque lo pierdan conmigo. En definitiva, que ese tipo de cosas creo que no se aprenden, vienen de serie. Habrá gente intermedia que potenciados de forma correcta lo podrán mejorar o empeorar según en quien se fijen.
    De nuevo gracias por compartir historias así, de las que remueven por dentro.

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    • Maite Barandiaran

      Mi aprobación a tu actitud, en relación a no perder el respeto al paciente.
      Las actitudes se aprenden y lo digo por experiencia propia y como profesora en la escuela de enfermería. Nosotros tanto en las prácticas como en diversas asignaturas trabajamos y valoramos mucho todo el campo actitudinal.
      Al igual que se aprenden los conocimientos se aprenden a desarrollar buenas actitudes y saber «estar» en situaciones de conflicto. Considero que tanto los conmociminetos como las actitudes deben de ir conjuntamente, pero se APRENDE.

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  3. Nicolas Barrientos

    «Primum… NON NOCERE». Lo traduzco? Primero… NO HACER DAÑO. Lo hemos escuchado, en la primer alocución de nuestros maestros MEDICOS. ¿Que nos separa de nuestros consultantes? No son «pacientes» sino «dolientes»

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  4. Fer

    Yo como Residente de 4º año he pasado por varios estadios emocionales y racionales durante mi periodo formativo. Desde el ya olvidado R1 donde la desorientación y el nudo del estómago hacen de las noches de guardia verdaderos infiernos, hasta mi actual posición en guardias de PAC con una situación similar a la comentada por la compañera Sarateja.

    He de confesar algún derrumbe de mis defensas en ocasiones eventuales, en las que en ningún momento llegué a descalificar ni a enfrentarme al paciente, aunque si frialdad por mi parte.
    Como en la consulta y en todo, los problemas no tienen solo una causa, y si en una coctelera metes ímpetu juvenil, ambiente competitivo, descontento y maltrato colectivo y una población con cada vez menos educación (incluyendo la educación sanitaria y la humana) el resultado más extremo es el del caso comentado. Recalcando en todo momento que en la historia relatada la ausencia de educación está en los ¿profesionales? protaginistas.

    Veo como en mi hospital se exige lo mismo de hace 3 años con menos recursos disponibles a nivel de personal, y veo como la frustración que ejerce la impotencia y el miedo se vuelca entre unos y otros, pillando entremedias a los pacientes. Veo profesionales con un cansancio extremo con ritmos de vidas completamente antihigiénicos, y en contraposición, otros que viven muy, pero que muy bien, y preocupados más por su nivel de vida que por lo acontecido en la consulta.

    El NON NOCERE es un principio que derrumba a cualquier argumento, aunque creo que además de crucificarnos entre nosotros, habría que pedir responsabilidades a nivel de gestión, donde en numerosas ocasiones y de manera ensombrecida, se está buscando una mano de obra barata en el sistema MIR, con los errores que ello arrastra, y demostrando nuevamente que la educación de una persona no se mide en títulos.

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